La cenicienta tenía tantas tantas ganas de ir a la fiesta
que finalmente lo consiguió. Pero se puso tan ansiosa que a la mañana siguiente
no se acordaba de nada. Pero ahí estaban esos dos señores, con el zapato de cristal
de tacón de palmo y de punta esperando para que se lo probara. Al principio no
le cabía el pie pero apretó y apretó hasta que le cupo.
¡Porque se tuvo que
casar con el príncipe! Al príncipe le encantaba las perdices,pero la cenicienta
era vegetariana, no comía ni carne, ni pescado, ni llevaba chupa de cuero, aún así
tenía que cocinar las perdices porque era la comida preferida del príncipe. "¡Están frías, crudas, malas!" Gritaba el príncipe
malhumorado,porque nunca cocinaba las perdices a su gusto. Y lo peor: ¡Tenía que
ir subida en los zapatos de cristal!La cenicienta cada vez se encontraba peor.
Un día decidió contarlo. ¡Que rollo de príncipe,y de zapatos y
de perdices! Ella se fue del palacio.Sólo tenía a su príncipe
"amado", la espalda torcida, los pies chafados y el corazón roto.Tuvo
suerte de verse, en la perdicería,y le dio por reírse de si misma, de
lo inocente que había sido pensando que un príncipe la salvaría. Después de años viviendo con uno, se había dado cuenta de que los
príncipes no te salvan... Dejó de sentirse culpable, se perdonó y se dio cuenta
que la única capaz de salvarla era ella misma.
Ella abrió un restaurante - cabaret
vegetariano, que triunfó, donde además de hacer de comer, no paraban de bailar. Y por fin,este cuento acabó con un fin.
ISABEL BAUTISTA, ANA GONZÁLEZ, CLAUDIA LAMONEDA, RAFAEL SILVA
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