(Quizá del fr. anecdote, y este del gr. ἀνέκδοτα, cosas inéditas).
1. f. Relato breve de un hecho curioso que se hace como ilustración, ejemplo o entretenimiento.
2. f. Suceso curioso y poco conocido, que se cuenta en dicho relato.
RAE
En Málaga, en el año 2010, fui a un jardín botánico sobre las fechas de invierno con unos amigos y mis padres.Visitamos todo el jardín, era super bonito, pero aun nos faltaba por ver algunas cosa por ver. Yo vi una fuente preciosa, era como una escultura enorme. Me acerqué corriendo a verla, pero por el camino hubo algunos percances: Me caí en un estanque lleno de nenúfares y verdina, me creía que era césped pero era agua y ¡plof!. Salí corriendo y me fui llorando, mientras todos se reían. Cuando me cambié de ropa, me tuve que poner unas bolsas en los pies y ropa de mi hermano.
LOLA MULET SALAS 1º A, B
En abril de 2010 fuimos a visitar Londres. Uno de los lugares que más nos gustó fue el Museo de cera de“Madame Tussauds”. Nos estaba gustando muchísimo, ¡las figuras parecían tan reales! Pero llegamos a una sala dedicada al terror, ambientada con una música escalofriante y unos terribles gritos que sonaban al fondo, y helaban las venas de solo escucharlos. Yo estaba aterrada y mi hermana más histérica aún. Echamos a correr junto a mi madre, pidiéndole que nos fuésemos de allí. Entonces nos pusimos a esperar en la escalera, deseando que mi padre terminase de confirmar si la sala era apta para niños. De pronto, apareció un hombre con una cabeza de un tamaño anormal, que por nuestro estado, pensamos que era un monstruo de cera; nos indicaba en inglés que no podíamos estar allí. Menos mal que apareció nuestro padre y nos fuimos aliviadas. Luego me explicaron mis padres que aquel hombre era un trabajador que padecía una enfermedad llamada elefantiasis.
CLAUDIA ACOSTA HERNÁNDEZ 1º A, B
Cuando era pequeña,
tendría unos cinco años de edad, estaba comprando en Carrefour. Estaba muy
desorientada y tuve una idea: “¡Ayudar a mis padres!”, o eso pensaba. Así que
les cogí el carro para que no lo cargasen.
Entonces, les quise
decir lo que estaba haciendo para que me elogiaran, normal en niños de esa edad,
y me sentirme feliz y satisfecha. No contaba con este percance, y es que cuando
comenté: “¡Papi, mami, estoy llevando el carro!”, no recibí la admiración que
esperaba y ansiaba, sino la fría respuesta de mi padre de: “Imposible, el carro
ya lo llevo yo”. En ese preciso instante me di cuenta de que el carro que
llevaba no era el nuestro, sino el de otra familia.
Buscamos al dueño del
carro, pero no apareció así que lo dejamos allí y si alguien lo quería junto
con su contenido, que se lo llevara.
ANA CASADO SÁNCHEZ 1º
A, B
Era por la mañana, sobre las once y media, amanecimos con
el cristal de la mesa camilla roto, entonces mi padre lo quiso tirar para que
no corriéramos riesgos. Cuando mi padre fue a tirar el cristal lo dejó fuera,
pero él pensó que pasaban muchos niños por allí y prefirió meterlo dentro de la basura. Cuando lo iba a meter el
cristal se rompió en pedazos y le cayó en la muñeca del brazo derecho haciéndole
una profunda herida, cortando nervios, tendones y arterias. Estaba perdiendo
mucha sangre, entonces mi madre cogió su pañuelo del pelo y se lo puso a mi
padre para hacerle un torniquete, para cortarle la sangre.
Una furgoneta los recogió y los
llevó al hospital Virgen del Rocío, a urgencias. Un tiempo después llamaron a
mi casa y me enteré de lo sucedido, entonces mi hermana cogió su coche y nos
llevo a mí y a mi otra hermana Ana camino del hospital. Cuando llegamos
estábamos todos muy tristes, con las lágrimas saltadas al ver a mi padre con la
mano vendada preparándose para la operación.
Actualmente mi padre tiene una
cicatriz y además la mano no la puede mover muy bien, pero por suerte conserva
su mano.
PAULA LINARES CAMPAÑA 1º A, B
Un
día en mi colegio antiguo estaba de buen humor, porque había sacado
un 10 en Lengua y cuando me fui con mis amigas al recreo...
Resumiendo: Nosotras siempre jugamos a hacer equilibrio en las vallas
que estaban alrededor de los olivos, mi colegio se llama Entreolivos;
estábamos haciéndolo y yo, de repente, me caí. ¡Catapúm! Y me
desmayé, estuve tres minutos dormida. Cuando me desperté estaba en
el cuarto de baño y había un montón de profesoras con jeringuillas
y esparadrapos, y un montón de sangre. Me vi en el espejo y tenía
toda la cara llena de sangre y quemada. Por suerte lo único que
perdí fue un trocito de paleta.
LUCÍA
GUIJARRO ESCRIVÁ DE ROMANÍ 1º A, B
Una noche en el campo
con mi padre y mi hermano, durante largas horas, caminamos hasta llegar a una
trampa para jabalíes; aquello me desilusionó bastante, porque andamos mucho y
me dolían las piernas y allí no había nada. Enfadado, corrí pateando todas las
plantas hasta que le di a un champiñón; aquello empezó a desprender un humo
venenoso. Justo en ese momento me tape la boca para no respirar aquel humo extraño. Me mareé un poco y me
lloraban los ojos, pero llegó mi padre corriendo y me sacó de aquel humo
horrible.
Un día estábamos
Claudia Lamoneda y yo en su casa, merendábamos y yo tomaba un cola-cao con
galletas. Se me quedaron trocitos de galletas en la leche y, como a mí no me
gusta tomármelo así, le dije a Claudia que me lo pasara por el colador. Ella se colocó en el fregadero,
cogió el colador yempezó a echar mi leche sobre él, y como no tenía nada
debajo se le cayó la leche por el fregadero, y nos empezamos a reír. No pudimos
parar hasta pasado un rato y yo estaba tirada en el suelo riéndome. Ya terminada
la merienda fuimos a beber agua y, de repente, a Claudia se le cayó el vaso y
empezó a rebotar, no se rompió hasta el tercer rebote, y ahí sí que nos pusimos
a reír.
MARTA HIDALGO RODRÍGUEZ
1º CHace dos veranos mi familia y yo fuimos a veranear por la zona de Cádiz y un día decidimos ir a Gibraltar y subir al peñón. Después de media hora rodeándolo para llegar donde estaban los monos, llegamos a nuestro fin. Había siete monos subidos en mi coche, en el maletero, en el capó, en la parte de arriba... en fin, por todas partes. Eran prácticamente personas, así que cogimos los bocadillos que llevábamos y se los dimos nosotros mismos poco a poco. Abríamos la ventana un poquito y sacábamos la mano, y ellos, sin ningún problema, los cogían con la suya, los abrían, los olían, separaban el jamón del pan y se comían una cosa primero y otra después. Nos dieron tanta confianza que nos salimos del coche. Al principio, tanto yo como mi madre y mi hermana gritábamos con el primer mono que veíamos junto a nuestros pies, pensando que iba a mordernos, así que a nosotras, entre tantos gritos, no se acercaron mucho. Pero cuando miramos, los monos estaban subidos en los hombros de mi padre, como si fueran niños de cinco años, y cuando íbamos a hacer una foto, miraban como si fueran uno de nosotros. Cuando nos fuimos todos los monos se subieron al coche, y esta vez había más todavía, aquello era una locura. Se volvieron locos, hasta el punto de cargarse el limpiaparabrisas de atrás.
Hace unos meses en
Islantilla, Huelva, ocurrió un fenómeno curioso y muy extraño. Al mediodía, mis
amigos y yo vimos una marea que se acercaba a la orilla y que teñía todo el mar
de un color rojo tinto. Todos creíamos que era sangre y nos salimos del agua
corriendo. Muy extrañados por aquel fenómeno, decidimos investigar por Internet
que era lo que podía estar pasando. Todas las páginas de Internet que hablaban
sobre ello decían que cuando llegaba esta marea, por las noches pasaba algo sorprendente.
Por la noche bajamos a
la playa con bañadores y toallas para bañarnos... Al acercarnos al mar, veíamos
luces a lo lejos y nos parecían
linternas, pero al llegar a la playa cambió todo. Al romper las olas saltaban
chispas azules, muy bonitas y sorprendentes; el mar se transformaba cuando
rompían las olas y todo se volvía fluorescente, y cuando nos acercamos a la
orilla y saltamos sobre el suelo mojado salieron chispas de luz y se puso azul.
Nos metimos en el agua y, cuando salimos, nuestros cuerpos parecían que estaban
llenos de purpurina azul, si chapoteábamos el agua se iluminaba. Todo fue muy
divertido y curioso.
Este fenómeno es
conocido como las olas fluorescentes y lo producen unas micro algas que de día
son de color rojo (por eso el mar se pone rojo) y, de noche, estas algas tienen
capacidad lumínica, al rozarse unas con otras, de ahí la luz que despide el
agua.
DANIEL REYES CUETO 1º
C, D
Hace aproximadamente un
mes, mi padre fue a Pekín, en China. Todo era muy curioso e interesante, las
cosas muy baratas... Pero no todo fueron maravillas. El día que mi padre y
sus socios decidieron ir a cenar a un
restaurante de lujo chino, fue un horror
para él. De primer plato, tortuga (con caparazón y todo), y después
bolsitas de feto de pato. "Se podía sentir como explotaban las partes del
feto en la boca", nos contó a mi madre y a mí. Pero, además, mi padre se
vio en un gran aprieto, ya que estaba obligado a comérselo todo, porque si no,
los chinos se ofendían muchísimo, y su negocio podía irse a pique.
ANDREA ORTUÑO 1º C, D
Me ha gustado mucho todas, especialmente la de Alejandra Suarez 1ºC,D.
ResponderEliminarZoraida.1ºA
Me han gustado mucho las anécdotas; la que me ha parecido más curiosa es la de Daniel Reyes.
ResponderEliminarLaura Romero Piñeiro 1ºB
Me han gustado mucho todas, especialmente la de Marta Hidalgo porque es muy graciosa.
ResponderEliminarClaudia Morgal 1ºC bilingue
Me han gustado mucho las anécdotas son muy divertidas , pero mi preferida es la de Daniel Reyes
ResponderEliminarMaría Rey Domenech 1ºA/B Bil
Me han gustado todas las anécdotas,especialmente la de Marta Hidalgo pues yo la viví con ella y me resulta muy divertida.Me sorprende la de Dani Reyes porque es muy interesante y curiosa.
ResponderEliminarClaudia Lamoneda Casado 1AB